Ruben calla, escucha, reflexiona, piensa y actúa, y cuando actúa el escenario tiembla y se pinta de rojo. Es tanto lo que Ruben tiene para ofrecer que abruma; tantas, tantas emociones que se han gestado a lo largo de los años (¿verdad, Ruben?) que no me extraña que cada vez que le veo en un escenario o delante de la cámara o dirigiendo, agradezca, como una bendición, el hecho de que este chico se haya dedicado a lo que se dedica.
Ruben me regaló este momento de honestidad que veis sobre estas líneas: un ser humano que piensa y regala, un ser humano que decide (con la dificultad que ello conlleva) desnudar un momento privado y regalárselo al mundo.
Gracias, querido Ruben, por tu serenidad rebosando el quicio del volcán, por tu abrazo, por tus dudas, por tu búsqueda, por tus equivocaciones y tus aciertos, porque sabes, amigo, que todo eso provoca en nosotros el intento de ser, cada vez, mejores seres humanos.
Te quiero, Ruben.
Ruben me regaló este momento de honestidad que veis sobre estas líneas: un ser humano que piensa y regala, un ser humano que decide (con la dificultad que ello conlleva) desnudar un momento privado y regalárselo al mundo.
Gracias, querido Ruben, por tu serenidad rebosando el quicio del volcán, por tu abrazo, por tus dudas, por tu búsqueda, por tus equivocaciones y tus aciertos, porque sabes, amigo, que todo eso provoca en nosotros el intento de ser, cada vez, mejores seres humanos.
Te quiero, Ruben.
todos te queremos Ruben.
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