"Algo de sabio, de poeta, de loco
y de músico, de amigo, de idiota, de amante, de miedo, de compatriota, de niño, tengo de todos un poco.
De loco, sobre todo de locura, los corazones sanos se doctoran porque sólo los locos se enamoran, guarda luto apenado la cordura.
De sabio, sólo sé que no sé nada callando la sabiduría elijo,
sólo los necios la creen encontrada.
De Poeta, en su letra busco cobijo, que de poesía mi alma está poblada,
sueño el sueño que de ella soy hijo"
Javier Pérez-Ayala Huertas Dixit.
y de músico, de amigo, de idiota, de amante, de miedo, de compatriota, de niño, tengo de todos un poco.
De loco, sobre todo de locura, los corazones sanos se doctoran porque sólo los locos se enamoran, guarda luto apenado la cordura.
De sabio, sólo sé que no sé nada callando la sabiduría elijo,
sólo los necios la creen encontrada.
De Poeta, en su letra busco cobijo, que de poesía mi alma está poblada,
sueño el sueño que de ella soy hijo"
Javier Pérez-Ayala Huertas Dixit.
No encuentro mejor manera de definirte, querido Juan. Siempre resguardado bajo tu anorak, bajo tu bufanda, bajo tus gafas, siempre resguardado como los más hermosos tesoros que nunca quedan a la vista de los inútiles, de los buscadores de aire, de los asesinos de primaveras. Siempre con frío...es lo que tiene ser alma caliente, ser corazón de brasa infinita.
Tú no miras a "los otros", los ves, y viéndolos y sintiéndolos, sabes (como sólo saben los sabios) dirigir sus impulsos hacia la excelencia, hacia el esplendor, hacia el abrazo.
Si fueras un libro quisiera que fueras "El libro de los abrazos" del Hombre que lleva por nombre, Eduardo Galeano.
Gracias, Juan, por tu paciencia, por tu cordura, por tu visión de las cosas que se ven y de las que no se ven pero se sienten y se viven entre abrazo y abrazo.
Te quiero, Juan.
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