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sábado, 7 de julio de 2012

RETRATO ELENA ANAYA


Elena espera en la puerta de maquillaje. No recuerdo que escena rodamos, lo que sí recuerdo es que antes de la citada escena tiene que maquillarse y peinarse para unas fotos de promoción de la película (La Piel que habito). 
Salgo de mi camerino (cámara al cuello) y me la encuentro de sopetón...no me lo pienso dos veces: 

Yo: "Ele, ¿puedo hacerte un retrato antes de que te peinen y maquillen para la sesión de fotos?" 
Ele: "Claro que si, Rober"
Yo: "Vamos abajo, al patio. Han colocado un telar negro para tapar una ventana y el negro es el
         color perfecto para el fondo de mis retratos, además hace un día espléndido y quiero retratarte a 
         la luz de este sol radiante.
Ele: "Claro, vamos!"
Yo: "Sólo serán dos minutos, no quiero robarte mucho tiempo."
Ele: "Si, si, vamos".

Ella se pone delante del telar y no dice nada. Yo me sitúo delante de ella y tampoco digo nada.
Sólo el sol que abrasa habla por los dos.

A veces, el maquillaje y el peinado son necesarios, pero creo que la mayoría de las veces no lo son en absoluto (casi el cien por cien de mis retratos son "a cara lavada".

Elena es lo que ves: cuánta hermosura liberada en un rostro, en un cerebro, en un corazón!.

Gracias, Elena, por compartir conmigo tu talento, tu fragilidad, tus inquietudes y tu bondad.

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