viernes, 19 de diciembre de 2014

RETRATO A AIDA FOLCH

Le muestro el retrato a Aida y me dice: "Qué fea me veo, ¿no?", y yo le digo que eso es normal porque es muy fea, posiblemente la mujer fea más guapa del mundo.
Aida rompe las reglas de todos los juegos que existen, y eso, para una actriz, es el mayor tesoro que pueda poseer. Aida tiene un carácter de mil demonios y cada uno de esos demonios lleva incrustado en el pecho un poema de amor encendido. Cuando Aida sonríe, los ojos se le achinan y le sale un no sé qué en la comisura de los labios y entonces, el mundo, gira en la dirección más acertada.

Gracias, Aida, por todas y cada una de tus confesiones, por todas y cada una de tus miradas, por tus silencios ( como digo en uno de mis antiguos poemas: "Porque nuestros silencios se hablan entre sí como cotorras"), por tus sonrisas, por tus bromas y tus dudas.
Eres una reina fea, pero no sé cómo ni por qué, al mismo tiempo, una de las mujeres más guapas del mundo.

Te quiero, amiga.

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