domingo, 23 de febrero de 2014

RETRATO A NURIA HERRERO

Si Liza Minnelli hubiera nacido en España no se llamaría Liza si no Nuria. El parecido de Nuria con el icono norteamericano va más allá de lo físico: su expresividad, su sonrisa, su energía, el hecho de que sea tan buena persona (en el sentido Machadiano de la palabra), su maravillosa capacidad para convertir en algo real lo imaginario, la colocan en un lugar al cual es muy complicado llegar a su edad. Nuria abraza y arrasa, y sientes su respiración y su "fuerza" al minuto de conocerla. Sus ojos, sus "maneras", su cerebro que no para, son un auténtico regalo para cualquier ser humano que quiera dedicarse a ser actriz o actor. Ella tiene todo eso, y por ello sé que este trabajo que ha escogido le dará de comer durante toda su vida. El desparpajo con el que ella se sitúa frente a la cámara es inaudito, arrebatador. 
En cierta ocasión, rodando en la calle un día de frío desquiciante, Nuria (que en ese momento no estaba en plano) se me acercó y me dijo: "¿Me gustaría saber quién eres realmente?", a lo que respondí: "Soy lo que sientes que soy". 

Así es como yo te siento, querida Nuria.
Tal cual te he retratado.
Gracias por tu energía que llena el aire que te envuelve.
Gracias por tu curiosidad que te hace ser inteligente.
Gracias por "ver" y "escuchar" cuando lo complicado es "ver" y "escuchar".
Gracias por regalarme lo que me regalaste cuando yo me encontraba detrás del objetivo: un pedacito de tu vida.

Te quiero, Nur!

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